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Nº 3 – Diferencia entre…

Crecimiento y desarrollo

“El tamaño del mundo de un hombre depende de la cantidad de palabras que este conoce”.

Es interesante apuntar la diferencia entre los dos términos a los que se refiere este artículo, aplicados al mundo de las organizaciones, puesto que no todo lo que crece consigue desarrollarse.

  • El crecimientohace referencia a un aumento de la cantidad, el tamaño, la intensidad o la importancia de una cosa.
  • El desarrollo se refiere al desenvolvimiento, la evolución y el mejoramiento de una situación, entidad o proceso.

Puede que hayas tenido ocasión de conocer a un niño que, pasado un tiempo, al volverlo a ver, notaste como había crecido; estaba más alto y con un mayor peso. Sin embargo, al interactuar con él te diste cuenta de que su comportamiento seguía siendo infantil; que en el fondo continuaba siendo un niño. Transcurrido algo más de tiempo, al volver a conseguirte con él mismo “niño”, esta vez te percataste de que había entrado en la adolescencia y comenzaba a mostrar signos de adultez.

La primera vez el niño en cuestión había crecido, la segunda, se había desarrollado.

La importancia de distinguir entre estos dos términos, aplicados al mundo organizativo, es que una empresa o un país entero pueden tener un crecimiento importante en sus ventas o en el PIB, debido a un aumento en la demanda y la producción de bienes y servicios, pero este solo hecho no necesariamente implica que se hayan desarrollado.

Un organismo no se vuelve más competente solo porque haya crecido, sino al desarrollarse. Lo primero supone únicamente la acumulación de materia, lo segundo implica una especialización de sus estructuras y una mayor capacidad de adaptación.

Los tiempos de crecimiento en las empresas son momentos propicios para iniciar procesos de desarrollo organizativo, pues existen suficientes ingresos para sustentar la continuidad del negocio y de sus procesos, pero muchas organizaciones se duermen en sus laureles y desaprovechan esa oportunidad para acometerlos.

Las crisis, por su parte, también constituyen una oportunidad para el desarrollo, solo que esta vez por la vía dura, al poner en jaque el ciclo económico de la empresa e imponer una mayor racionalidad en el uso del personal y de los recursos, lo cual frecuentemente conduce a un adelgazamiento de sus estructuras.

Aprovechar los momentos de abundancia o de crisis para desarrollarse, permite afrontar el cambio continuo en el mundo empresarial, organizativo y en la vida en general.

Un alto volumen de negocios y una buena rentabilidad deberían llevar a los directivos a plantearse el desarrollo de sus empresas -sin estrés- bien sea invirtiendo en innovación, diversificando el portafolio, ampliando la cobertura geográfica de sus operaciones o racionalizando sus estructuras para adecuarlas al futuro emergente.

Dicha circunstancia constituye un momento sin igual para impulsar el cambio deliberado, sin comprometer la continuidad del ciclo económico de los negocios. Solo se requiere visión y determinación; las mismas cualidades que han llevado a una empresa hasta donde ha llegado.

© 2024 Vladimir Gómez Carpio
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