Los nuevos caballeros -y damas- de la mesa redonda
Los Consejos de Administración y sus roles
Si bien el relato de Arturo y sus caballeros de la mesa redonda se sitúa en algún punto entre la leyenda y la historia (más cerca de la primera que de la segunda), esta narración nos sugiere un símil entre la famosa orden de caballería que supuestamente existió en Gran Bretaña, durante el siglo VI, y los modernos Consejos de Administración (CDA) de las empresas del siglo XXI.
Revisemos los roles de nuestros CDA, apoyándonos en las características particulares de Arturo y de algunos de sus más leales servidores.
- El rey Arturo Pendragón, a quien se le consideraba «el monarca ideal tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz», presidía la mesa.
De manera similar, el Presidente del Consejo es llamado a constituirse en regente del destino de nuestras corporaciones, tanto en periodos de crecimiento y bonanza económica como durante las crisis y recesiones, velando por la estrategia, la eficiencia del negocio y la rendición de cuentas. Y asegurando el equilibrio en la conformación y funcionamiento del Consejo.
- Lanzarote del Lago era considerado el más fiel de los caballeros del Rey (hagamos vista gorda a su romance con Ginebra, la esposa de Arturo).
Si de alguien debemos esperar fidelidad en nuestros CDA es del Coordinador de la Comisión de Auditoría, pues es a quien compete la transparencia y veracidad de la información financiera de la empresa.
- Sir Galahad, reconocido por su gallardía y pureza, fue uno de los tres caballeros que lograron alcanzar el recóndito Grial.
Si atendemos a la etimología de la palabra grial, que procede del término latino gradalis (bandeja con viandas que son llevadas a la mesa durante las comidas), la gesta de Galahad nos sugiere los recursos de que se sirven las empresas y la responsabilidad que tiene el Consejo de aprobar los fondos necesarios, no solo para los planes de negocio, sino también para los presupuestos anuales o budgets.
- Sir Perceval de Gales, o Parsifal, tras probar su valía como guerrero fue investido caballero e invitado a unirse a la Mesa Redonda.
Parsifal nos evoca a esos ejecutivos que, teniendo responsabilidades operativas dentro de la empresa -directores o gerentes de línea- se unen a los CDA asumiendo con determinación el rol de salvaguardar los intereses de los accionistas, con acuerdo a la Ley, por encima de cualquier otra prioridad.
- Sir Bedevere es el caballero que lanza la espada Excalibur al lago y que es llevado luego a retirarse a una vida de ermitaño.
Este personaje nos trae a la mente las consecuencias que le acarrearían a un consejero propiciar o permitir el hundimiento de una empresa, o atentar contra sus intereses, pues le tocará responder con sus bienes presentes y futuros, pudiendo llegar a enfrentar acciones penales y hasta un posible “destierro”.
- Merlín el mago. Se dice que solo gracias a él pudo Arturo reinar tan sabiamente sobre Camelot y que fue un gran ejemplo y una fuente de sabiduría para Arturo.
Definitivamente este personaje se asemeja al consejero especialista en Marketing. De su visión surgirá mucha de la magia (innovación) que hará a la empresa sorprender a sus clientes y competidores. Sus pociones -léase análisis y propuestas- harán saltar a más de un consejero conservador de su asiento, pero el CDA en su conjunto hará bien en escucharle, pues a veces estos consejeros tienen el don de vaticinar cómo se comportará el Mercado.
- Sir Gawain pertenece al selecto número de caballeros conocidos como «los más grandes» y era sobrino de Arturo.
Sir Gawain nos recuerda a los consejeros dominicales -que poseen un vínculo con los grupos que los designan- y el difícil reto que tienen de no ceder ante las presiones de sus representados, anteponiendo el interés de todos los socios por encima de otras expectativas.
- Sir Lamorak fue conocido por su fuerza y fiero temperamento. Se decía que era el caballero más rápido, habiendo luchado contra treinta caballeros al mismo tiempo, al menos en dos ocasiones.
Bueno, el temperamento que necesitamos de los miembros del CDA no es para luchar entre sí, sino para profundizar con determinación en el conocimiento de las diferentes áreas del negocio, cuestionando la validez de los planteamientos y proyectos que les presentan, asegurando el debido seguimiento y actualización del plan estratégico, y garantizando la rendición de cuentas oportuna a los socios.
En resumen, los Consejos de Administración son producto de la necesidad real y apremiante de que exista una interfaz efectiva entre el área ejecutiva de una empresa y sus accionistas.
A través de ellos se instrumentan las normas de buen gobierno y se verifica la función de compliance; de velar por el cumplimiento de las leyes.
La manera de implementar las normas de buen gobierno a través de los CDA varía de un país a otro. En unos tienen un carácter obligatorio y en otros son solo prácticas recomendables. Pero en lo que ambas posiciones coinciden es que la observancia de dichas normas resulta determinante para orientar a los inversionistas y para la supervisión que la administración de cada país ejerce sobre sobre las corporaciones.
A diferencia de Arturo y su grupo, los CDA no son un mito, aunque algunos de ellos pueden llegar a ser legendarios. Los CDA son una realidad vigente y tangible que salvaguarda los intereses del público, quien es a fin de cuentas el que invierte sus recursos en las empresas cotizables. Un público que confía en que, como mínimo no perderán su valor, y en el mejor de los casos que los verá crecer.
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
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