Por una cabeza
Canalizando la energía conflictiva en su organización
La probabilidad de que entre los miembros de una organización existan pugnas internas por lograr cuotas de poder, es directamente proporcional a su tamaño – a más grande, mayor el riesgo- y a la agresividad de sus líderes. De forma similar, es inversamente proporcional al nivel de solidaridad existente entre el personal y al grado de empatía presente en las comunicaciones.
A más de un trabajador le debe ocurrir que al vestirse cada mañana para ir al trabajo, también se guarda un puñal en el cinto o en la boca (en sentido figurado) para repeler los ataques que le cabría esperar durante la jornada.
Y es que algunas organizaciones se han convertido en verdaderas junglas, lugares peligrosos para la seguridad, en los que el objetivo de los empleados no es tanto conseguir los objetivos de la entidad para la cual trabajan, sino sobrevivir durante el proceso de intentar alcanzarlos.
Dentro de estos ambientes, buena parte de la energía del personal se consume en competir unos contra otros, en orquestar ataques y defensas, cuidando además las apariencias. Es decir, se pueden provocar heridas, pero, eso sí, que no se note la sangre.
En dichas organizaciones los individuos se pasan el tiempo alimentando rumores, forjando alianzas y coaliciones para defenderse u orquestando planes para perjudicar a un tercero.
Estos ambientes hostiles ponen en evidencia:
- La ausencia de un liderazgo asertivo, humano
- La falta de una verdadera gestión del talento
- Una pobre definición de funciones (hay gente sin suficiente trabajo)
- La carencia de retos que motiven al personal
La solución a esta problemática está implícita en sus mismas causas:
- Fomentar un estilo de liderazgo que incentive la cooperación y el trabajo inter-funcional
- Realizar mediciones periódicas del clima organizativo y pautar intervenciones destinadas a enriquecerlo
- Equilibrar las cargas de trabajo para que no haya gente ociosa
- Concebir y proponer retos exigentes, desafiantes, que estimulen la creatividad
- Propiciar un ambiente comprensivo, que no exagere al sancionar los fallos y que no escatime esfuerzos para reconocer los logros
La edificación y el mantenimiento de un entorno organizativo rico, que no promueva la rivalidad interna, ni los conflictos de carácter destructivo, es posible si buscamos maneras de crear vínculos sólidos entre los empleados.
De no ocuparse de ello, usted estaría desperdiciando buena parte de la energía creativa de su personal y además, un buen día la próxima cabeza que querrían cortar podría ser la suya.
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
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