Es un puesto, no una celda
La flexibilidad para responder a los cambios en las organizaciones
Dos de las formas principales que tienen las organizaciones para lidiar con la incertidumbre las constituyen una herramienta y una actitud. La herramienta es la Planificación Estratégica; la actitud, la flexibilidad.
La Planificación Estratégica surge precisamente de no saber cómo va a ser el futuro. Es por ello que durante los procesos de reflexión estratégica se establecen los “futuribles”, o futuros probables, los cuales proponen posibles manifestaciones del entorno de una organización, durante determinados períodos, condicionadas a la ocurrencia de ciertos sucesos.
Pero las iniciativas y los planes de acción resultantes de los procesos de reflexión y de planificación estratégica, necesitan ser monitorizados para que no queden tan sólo en ejercicios retóricos o en listados de buenas intenciones.
El seguimiento y control de los planes de acción demanda indicadores de progreso y la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias que pudiesen surgir durante su ejecución.
Esto nos lleva al otro elemento que empleamos para vérnosla con la incertidumbre: la actitud flexible.
La flexibilidad debe hacerse presente no sólo al momento de trazar la estrategia, mediante los planes de contingencia (los famosos “planes B”), sino sobretodo cuando diseñamos la estructura, la cual se concreta a través de los organigramas y de las descripciones de cargo.
Estas últimas deben ser guías para la acción, más no anteojeras que impidan al trabajador ver fuera de su cajita.
La definición de los puestos o cargos en una organización tiene ventajas innegables:
- Distribuir equitativamente las tareas y actividades
- Determinar los perfiles de los trabajadores
- Valorar los puestos con miras a establecer su remuneración
- Apoyar el desarrollo de los planes de formación
- Establecer las políticas, normas y procedimientos
- Fijar los objetivos y las metas; entre otros
Pero dicha definición no puede convertirse en una prisión para el empleado por una razón muy sencilla: la dinámica organizativa estará siempre sujeta a la incertidumbre, debido a los cambios que se producen tanto en el entorno -cambios de origen externo- como dentro de la propia organización -cambios de origen interno.
La flexibilidad abre la posibilidad de identificar oportunidades y amenazas, y de actuar en consecuencia. Así que al momento de diseñar su organigrama y sus puestos de trabajo, asegúrese de no colocar barrotes que frenen la iniciativa de su gente. De ello puede depender la supervivencia de su organización.
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
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