El poder de lo simple
La elegancia de los modelos
Humberto Maturana, el prestigioso biólogo chileno, que junto a Rafael Varela escribió “De máquinas y seres vivos”, hace en su obra una interesante distinción entre lo complicado y lo complejo.
Como ejemplo de lo complicado Maturana menciona una máquina, tal como una TV o cualquier otro equipo electrónico, señalando que ésta se caracteriza por contar con una gran cantidad de piezas dispuestas para un fin específico: proyectar imágenes y sonidos, en el caso del televisor.
Los objetos complicados no permiten un arreglo diferente de sus partes y menos aún pueden auto-preservarse. Es decir, si intentáramos colocar los componentes de una TV en una disposición diferente a la que traen originalmente de fábrica, lo más probable es que no funcionaría, como me sucede a mí cada vez que intento reparar un reloj; siempre me sobran piezas y acabo llevándolo a un técnico para que lo arregle.
Por otra parte, los equipos -sistemas complicados- por lo general no pueden repararse a sí mismos y su capacidad de adaptación a cambios drásticos en su entorno, tales como un calor o una humedad excesivos, es muy escasa.
En cuanto al otro término, lo complejo, se caracteriza fundamentalmente porque su comportamiento no se reduce tan solo al de las partes que lo conforman. Los sistemas complejos, como los seres vivos, tienen un “comportamiento global unificado”, independiente, junto a la capacidad de producirse a sí mismos (Autopoyesis).
Otra característica de los sistemas complejos es que producen respuestas inesperadas, emergentes; cosa que es imposible en un sistema complicado como una máquina.
La habilidad de comprender tanto lo complicado, como lo complejo, es una cualidad deseable en todo gerente o directivo, entre otras cosas porque cada uno de los individuos que conforma una organización es un mundo en sí mismo, con una cultura, unos talentos, unas preferencias y unas limitaciones particulares.
¿Cómo lograr un entendimiento de la complejidad de las organizaciones y de la multiplicidad de interacciones que ocurren en su seno?
Una de las formas de lograrlo es mediante el uso de modelos, los cuales representan de manera sintetizada la dinámica de las organizaciones. Un modelo es una representación esquemática de la realidad.
En el reciente congreso internacional de física de altas energías (ICHEP, por sus siglas en inglés) celebrado este año en Valencia, España, Alan Guth, investigador del MIT y padre de la Teoría de la Inflación del Universo declaró: “El modelo estándar -que buscan los físicos- tiene lo que la mayoría de los físicos de partículas llaman la fealdad de tener muchos parámetros indeterminados, más de veinte. Por eso los expertos creen que debe haber algo más profundo, algo más allá del modelo estándar… un modelo más simple y elegante”.
El objetivo de los físicos teóricos es precisamente encontrar ese modelo. Uno que logre explicar de la manera más integral posible cómo interactúan las leyes conocidas del Universo. A dicho modelo lo han denominado “Supersimetría” y lo califican de elegante precisamente porque es lo suficientemente “simple”; porque podría ser comprendido por una audiencia muy amplia.
Otro ejemplo de modelo, salvando las distancias, lo constituye el Método Trinodus ®, un enfoque concebido para apoyar el crecimiento y el desarrollo de las organizaciones. A través de sus siete fases o etapas es posible producir y ejecutar de manera sistemática la estrategia y la estructura de una organización, ya se trate de una empresa, una agencia de gobierno o una ONG. Modelos como este facilitan el abordaje sistemático de los procesos de las organizaciones.
Los seres humanos somos entidades complejas viviendo situaciones complejas. Para gestionar dichas situaciones nos hemos dotado de los modelos, esas representaciones esquemáticas de la realidad que hacen manejable lo que de otra forma resultaría muy difícil o imposible de gestionar.
Los modelos son una manera de mostrar con simplicidad un proceso, un fenómeno, o una situación determinada, con lo cual nos ayudan a gestionarlos.
Decía Leonardo Da Vinci que “la simplicidad es la mayor sofisticación” y Einstein: “si no lo puedes explicar con simplicidad es que no lo entiendes bien”.
Dediquemos tiempo a la construcción y al empleo de modelos que nos permitan gestionar de una manera más eficiente nuestra realidad.
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
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