Dato, información, conocimiento y sabiduría
Cómo organizar lo que sabemos
Si de jóvenes tuviésemos consciencia de la cantidad de datos e informaciones que iremos a recibir y a procesar a lo largo de nuestras vidas, tal vez le dedicaríamos algo más de tiempo a decidir dónde colocarlas, cómo organizarlas.
Durante nuestra formación académica y después durante nuestro ejercicio profesional, entramos en contacto con informaciones de todo tipo, muchas de las cuales constituirán nuestros conocimientos y las cuales podremos querer consultar en algún otro momento de nuestras vidas, ya sea para validar lo que recordamos, para indagar más sobre un tema en particular, o para citar nuestra fuente de información, a fin de imprimirle una mayor objetividad a lo que queremos comunicar.
La organización del conocimiento es un tema fundamental tanto para el individuo como para la sociedad en su conjunto, al punto de que existen instituciones dedicadas a normar el tema. Tal es el caso de la ISKO (International Society for Knowledge Organization) o Sociedad Internacional para la Organización del Conocimiento. Dicha entidad se ocupa, en esencia, de lo mismo que nos atañe a nosotros en este artículo: de facilitar el acceso y el uso de los documentos o del conocimiento registrado; tema al que se dedican de lleno bibliotecarios, libreros y especialistas en ciencias de la información.
Existen cuatro términos vinculados a este tema que en ocasiones empleamos de manera confusa, y que conviene aclarar. Estos son:
- Dato
- Información
- Conocimiento
- Sabiduría
Un dato es una representación simbólica (numérica, alfabética) de un atributo o variable que describe hechos empíricos, sucesos y entidades. Los datos en sí mismos pueden resultar ininteligibles para el ser humano (Ej.: los bits que procesan los ordenadores) y requerir algún tipo de tratamiento o procesamiento que les convierta en información.
Una información, por su parte, es un conjunto organizado de datos procesados, capaz de cambiar el estado del conocimiento del sujeto o sistema que recibe dicho mensaje.
El conocimiento podemos definirlo como un conjunto de informaciones sobre la naturaleza, las cualidades y las relaciones de las cosas, obtenido a partir de la experiencia, del estudio o de la introspección, y que es almacenado en nuestra memoria. Tener conocimiento implica estar en posibilidad de relacionar algo que se ha escuchado, visto, experimentado, o reflexionado con algo que previamente se entiende.
Daisaku Ikeda, el destacado filósofo budista y escritor japonés que fomenta la paz, la cultura y la educación en el mundo, nos recuerda que:
“El conocimiento por sí solo no genera valor. El valor (…) sólo es creado cuando la sabiduría encauza y orienta los conocimientos. El origen de la sabiduría se encuentra en los siguientes elementos:
- un propósito claro que oriente cada uno de los actos
- un poderoso sentido de la responsabilidad y
- un deseo compasivo y solidario de contribuir al bienestar de la humanidad.”
Ikeda afirma que: “Estamos expuestos a caer en las trampas de buscar el conocimiento como un fin en sí mismo, a menos que continuamente nos preguntemos ¿cuál es el propósito de este conocimiento?
La sabiduría es entonces una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos den un mayor entendimiento que nos capacite para reflexionar y discernir sobre lo bueno y lo malo. La sabiduría justifica el conocimiento y constituye el vértice de la pirámide constituida, de menor a mayor complejidad, por el dato, la información, el conocimiento y la sabiduría.
La manera lógica que queremos entonces sugerir para organizar nuestras informaciones y conocimientos es en función de nuestra misión personal y de nuestra visión de futuro.
La misión es esa función o tarea básica con la cual estamos comprometidos para satisfacer una necesidad de la sociedad. La misión justifica nuestra existencia en este planeta, en términos del valor que le agregamos con nuestras vidas. Una forma de determinar la misión es mediante el método de las tres listas. Por su parte, la visión es el conjunto de objetivos que nos hemos trazado para crecer y desarrollarnos en los diferentes planos o ejes de ambición de nuestra vida.
De manera que si sentimos que estamos aquí con un propósito específico –nuestra misión– y si nos dirigimos hacia un estado expansivo particular –nuestra visión– lo sabio, lo sensato es que organicemos nuestros conocimientos como lo hacemos con nuestro equipaje, cuando vamos a emprender un viaje: las cosas de uso más frecuente más cerca y las que emplearemos menos, más distantes.
Los directorios y carpetas que poseen la mayor parte de los sistemas informatizados permiten un arreglo de nuestros documentos (archivos, imágenes, vídeos) en base a su frecuencia de uso. El objetivo es que podamos acceder a ellos en el menor número posible de pasos -o clics- ya sea para guardar las informaciones o para acceder a ellas.
Sugerencia: Consígase un escáner y convierta todos los documentos y fotos que tenga en papel a archivos digitales, organícelos en carpetas en función de su frecuencia de uso y, finalmente, propóngase tener un lugar para cada cosa y mantener cada cosa en su lugar.
De hacerlo logrará organizar sus conocimientos y simplificar su vida. ¿No le parece algo sabio?
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
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