¿Adivinación o Planificación Estratégica? ( Parte II )
Vigilando el entorno
Entre las causas de la baja efectividad de la planificación estratégica podemos citar las siguientes:
- Partir de premisas o supuestos no contrastados debidamente.
- Falta de compromiso con el plan por parte de los directivos de las organizaciones.
- No haberse dado un verdadero proceso de implicación de las personas responsables de implementar las acciones señaladas en el plan.
- La indisciplina arraigada en la cultura de la organización, que lleva a las personas a no cumplir cabalmente sus responsabilidades, al no acarrear consecuencias dicho incumplimiento.
- La inercia del trabajo que lleva a privilegiar lo inmediato, el corto plazo, a expensas de las actividades que darán resultado a más largo plazo.
- Ausencia de mecanismos eficaces de seguimiento a los planes.
- No correlacionar, de manera dinámica, el avance en las acciones que contempla el plan, con el logro de los objetivos (KPI).
- No actualizar periódicamente el plan con relación a los supuestos sobre los cuales se fundamentó -revisión del análisis situacional-
- Falta de una adecuada vigilancia del entorno.
- No dar cabida a las nuevas estrategias e iniciativas que resultan de los procesos de innovación dentro de las organizaciones y/o en su entorno.
Un abordaje racional del futuro de las organizaciones empleando la planificación estratégica debería tomar en cuenta, entre otras, las siguientes consideraciones:
- Entender que se trata de un proceso dinámico.
- Mantener siempre abiertas las ventanas que comunican la organización con su entorno, observando con atención los cambios que se producen en él, así como aquellos cambios en proceso de gestación -tendencias-.
- Definir con claridad la métrica a emplear para comprobar el avance en la ejecución de los planes y en el logro de los objetivos.
- Aprender a vivir con la incertidumbre, percatándonos de lo aburrida que sería la vida sin la sorpresa de lo emergente, de lo nuevo, de lo extraordinario.
La siguiente frase del mismo Eisenhower invita a la reflexión:
«En la preparación para la batalla, he encontrado que los planes son inútiles, pero la planificación es indispensable».
Dicha aseveración hace énfasis en la necesidad de analizar regularmente los escenarios y los recursos, aparte de contar con planes de contingencia (planes “B”) para afrontar lo “imprevisto”.
Al implantar los planes de acción derivados del proceso de planificación estratégica pueden darse cuatro posibilidades, cada una de las cuales demanda una respuesta diferente:
- Que se ejecuten las acciones contempladas en el plan, pero no se logren los objetivos fijados. Es decir, se ha formulado un mal plan, lejos “del campo de maíz”.
Recomendación: ATERRIZAR EL PLAN.
- Que se logren los objetivos a pesar de no haber ejecutado las acciones contempladas en el plan. En este caso el azar ha favorecido a la organización, pero puede que se desconozca el por qué.
Recomendación: NO CONFIAR TANTO EN LA SUERTE Y PROFUNDIZAR EN EL CONOCIMIENTO DEL MERCADO Y DEL ENTORNO.
- Que ni se hayan cumplido las acciones, ni se hayan alcanzado los objetivos. Aquí estamos ante una organización evidentemente indisciplinada.
Recomendación: DESCUBRIR LOS RESORTES MOTIVACIONALES DEL GRUPO PARA INCENTIVARLO.
- Que se cumplan las acciones y se consigan los objetivos. En este caso estamos ante un grupo eficaz y eficiente, capaz de interpretar asertivamente el futuro y de modelarlo.
Recomendación: FELICITARSE Y CONTINUAR DEMOSTRANDO QUE LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA FUNCIONA SI SE REALIZA ADECUADAMENTE.
«Planificar es traer el futuro al presente para que puedas hacer algo al respecto ahora».
Alan Lakein
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
www.vladimirgomezc.com
¿Adivinación o Planificación Estratégica? ( Parte II )
Vigilando el entorno
Entre las causas de la baja efectividad de la planificación estratégica podemos citar las siguientes:
- Partir de premisas o supuestos no contrastados debidamente.
- Falta de compromiso con el plan por parte de los directivos de las organizaciones.
- No haberse dado un verdadero proceso de implicación de las personas responsables de implementar las acciones señaladas en el plan.
- La indisciplina arraigada en la cultura de la organización, que lleva a las personas a no cumplir cabalmente sus responsabilidades, al no acarrear consecuencias dicho incumplimiento.
- La inercia del trabajo que lleva a privilegiar lo inmediato, el corto plazo, a expensas de las actividades que darán resultado a más largo plazo.
- Ausencia de mecanismos eficaces de seguimiento a los planes.
- No correlacionar, de manera dinámica, el avance en las acciones que contempla el plan, con el logro de los objetivos (KPI).
- No actualizar periódicamente el plan con relación a los supuestos sobre los cuales se fundamentó -revisión del análisis situacional-
- Falta de una adecuada vigilancia del entorno.
- No dar cabida a las nuevas estrategias e iniciativas que resultan de los procesos de innovación dentro de las organizaciones y/o en su entorno.
Un abordaje racional del futuro de las organizaciones empleando la planificación estratégica debería tomar en cuenta, entre otras, las siguientes consideraciones:
- Entender que se trata de un proceso dinámico.
- Mantener siempre abiertas las ventanas que comunican la organización con su entorno, observando con atención los cambios que se producen en él, así como aquellos cambios en proceso de gestación -tendencias-.
- Definir con claridad la métrica a emplear para comprobar el avance en la ejecución de los planes y en el logro de los objetivos.
- Aprender a vivir con la incertidumbre, percatándonos de lo aburrida que sería la vida sin la sorpresa de lo emergente, de lo nuevo, de lo extraordinario.
La siguiente frase del mismo Eisenhower invita a la reflexión:
«En la preparación para la batalla, he encontrado que los planes son inútiles, pero la planificación es indispensable».
Dicha aseveración hace énfasis en la necesidad de analizar regularmente los escenarios y los recursos, aparte de contar con planes de contingencia (planes “B”) para afrontar lo “imprevisto”.
Al implantar los planes de acción derivados del proceso de planificación estratégica pueden darse cuatro posibilidades, cada una de las cuales demanda una respuesta diferente:
- Que se ejecuten las acciones contempladas en el plan, pero no se logren los objetivos fijados. Es decir, se ha formulado un mal plan, lejos “del campo de maíz”.
Recomendación: ATERRIZAR EL PLAN.
- Que se logren los objetivos a pesar de no haber ejecutado las acciones contempladas en el plan. En este caso el azar ha favorecido a la organización, pero puede que se desconozca el por qué.
Recomendación: NO CONFIAR TANTO EN LA SUERTE Y PROFUNDIZAR EN EL CONOCIMIENTO DEL MERCADO Y DEL ENTORNO.
- Que ni se hayan cumplido las acciones, ni se hayan alcanzado los objetivos. Aquí estamos ante una organización evidentemente indisciplinada.
Recomendación: DESCUBRIR LOS RESORTES MOTIVACIONALES DEL GRUPO PARA INCENTIVARLO.
- Que se cumplan las acciones y se consigan los objetivos. En este caso estamos ante un grupo eficaz y eficiente, capaz de interpretar asertivamente el futuro y de modelarlo.
Recomendación: FELICITARSE Y CONTINUAR DEMOSTRANDO QUE LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA FUNCIONA SI SE REALIZA ADECUADAMENTE.
«Planificar es traer el futuro al presente para que puedas hacer algo al respecto ahora».
Alan Lakein
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
www.vladimirgomezc.com