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¿Establecer políticas o romper políticas?

Medios que se convierten en fines

Los dueños del centro de “baile y buen comer” no sabían qué hacer. La política de personal lo establecía claramente: “la empresa no permite familiares o personas vinculadas sentimentalmente trabajando en el mismo lugar”, y el gerente de operaciones tenía información de que el capitán de los camareros y una de las cajeras sostenían un sentido romance. La duda surgió al reconocer que ambos eran excelentes trabajadores y no saber si se debía retirar al capitán, a la cajera, o ambos.

El asesor consultado para dirimir este asunto, se entrevistó separadamente con los tres implicados buscando establecer los hechos. Los siguientes fueron los resultados que obtuvo:

  •  El capitán refirió que se trataba de una situación pasada, pero además preguntó con qué moral se atrevía el gerente de operaciones a señalarlo a él, si todo el mundo sabía que éste sostenía un tórrido romance con una de las anfitrionas del centro.
  • La cajera confesó su romance, el cual declaraba que seguía vivo y además indicó que estaba dispuesta a inmolarse por su amor, que a si a alguien debían retirar era a ella.
  • El gerente, al sentirse señalado, restó importancia al evento el cual refirió como una situación ya superada.

Averiguando un poco más sobre el entorno en el que se sucedían los hechos, el asesor encontró que el grupo de trabajo estaba constituido por jóvenes, en su mayoría solteros -y guapos- que el ambiente era de fiesta y de tragos, que terminaban de trabajar en la madrugada y que luego de salir, muchos de ellos preferían permanecer juntos hasta al amanecer, por las dificultades que les representaba conseguir transporte a esas horas.

Luego que el asesor se encontró con los dueños y les rindió su informe, éstos preguntaron:

“¿Entonces qué nos recomienda hacer, los retiramos a los tres, o solo a uno de ellos para dar un escarmiento?”

La respuesta fue:

“¡Rompan la política o cambien de negocio! Esta política es inaplicable en este caso.”

Las políticas tiene un valor indiscutible cuando están bien concebidas, ya que sirven de marco de referencia para guiar la actuación y las decisiones, pero en algunos casos se vuelven un obstáculo para el logro de los fines que se propone una organización, cayendo en el simbolismo; esa práctica que siguen algunas empresas de hacer cosas por lo que representan más que por lo que en realidad aportan a la organización. Con ello el personal pierde la confianza en las políticas, así como en el resto del sistema formal.

Viene a cuento la frase:

“Me enamoré de un ideal y en el camino hacia el ideal me enamoré del camino”.

El ideal al que apuntaba la política original del centro en cuestión, era el de mantener un ambiente transparente en el trabajo, de control interno, alejado de ciertos riesgos que podrían atentar contra los intereses del negocio, pero el desconocimiento de la realidad de la empresa hizo que la política fuese inaplicable.

La situación antes descrita, de tipo organizativo, se asemeja a lo que nos sucede a las personas cuando establecemos patrones de conducta o mecanismos de defensa para enfrentar situaciones atemorizantes, ya sea que éstas sean reales o imaginarias. Una vez que la situación que desencadena el mecanismo ha desaparecido, seguimos comportándonos de la misma manera que antes, respondiendo a un estímulo y a un contexto que ya no existen. Hasta el día en el que un psicoterapeuta avezado nos pregunta: “Esa conducta que le resulta inconveniente y que quiere cambiar ¿le resultó útil en algún momento? ¿Le sigue siendo útil hoy en día?

Si nuestra respuesta es no, su repregunta es obvia: “¿Y entonces para que la mantiene, si ya no le es de utilidad?”

Una política viene a ser como la actitud de una organización ante determinadas situaciones; una suerte de “repuesta prefabricada”. Pero esa respuesta tiene que ser válida, debe estar vigente, de lo contrario carece de sentido.

Así que con relación a las políticas hay dos habilidades que querrá tener presente en su trabajo como ejecutivo: La de establecer políticas y la de saber cuándo romperlas.

Para descargar este artículo en PDF haga clic en el siguiente enlace Art. 70 Blog.

© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
www.soyvladimirgomezc.com
vladigom@hotmail.com

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