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La organización bimodal

Efectiva y afectiva

Si consideramos que un equipo humano es «un grupo de gente que bajo un mismo liderazgo persigue unos fines comunes», veremos que estos conjuntos de personas pueden existir de forma simultánea en dos planos o dimensiones dentro de una organización: el efectivo y el afectivo.

En el plano efectivo, el conjunto de personas viene representado por los diferentes puestos y roles que desarrollan los trabajadores dentro de la organización, y que se estipulan mediante las descripciones de puestos o de cargos.

En cuanto al liderazgo, este se fundamenta en la figura de los directivos, supervisores y ejecutivos de toda empresa o institución, pero también, aunque muchas veces no nos percatemos de ello, en los sistemas que rigen el comportamiento de la gente, ya sea que estos sean automatizados (informatizados) o no (políticas, normas y procedimientos).

Los fines del plano efectivo, se expresan a través de la visión, los objetivos y las metas que se ha trazado una organización.

En cuanto al otro plano, que coexiste con el anterior, el afectivo, en este caso el conjunto no lo constituyen los roles o funciones que la gente lleva a cabo, sino los nexos que establecen unas personas con otras; con toda la carga de emotividad y de sentimientos que implica.

Respecto al liderazgo afectivo, aquí nos referimos a la conducción informal que se da en todo grupo, producto del carisma o magnetismo personal que ejercen de forma natural ciertos individuos. Es por ello que una organización puede nombrar gerentes, directivos, jefes, pero lo que no puede hacer es nombrar líderes.  Es el grupo el que lo hace. Y esto, el líder tiene que ganárselo.

Finalmente, los fines en la dimensión afectiva vienen a ser prácticamente los mismos en toda organización, por cuanto constituyen las aspiraciones legítimas de todo grupo humano de hacer valer sus derechos, de sentirse respetados y apreciados, de participar y desarrollarse; entre otras.

Un directivo consciente reconoce la existencia de estos dos planos o dimensiones, y entiende también que es sólo logrando la armonización de ambos que se consiguen resultados sobresalientes y se mantiene a un grupo satisfecho y motivado.

Así como una organización emplea el marketing para dar a conocer sus productos y servicios ante sus clientes, de igual manera tendría que emplear esfuerzos y recursos para el «marketing interno»,  ese mediante el cual vende a su personal la manera singular que tiene de hacer las cosas.

De manera que sería interesante cada cierto tiempo preguntarse:

  • ¿Qué tal van sus ventas internas?
  • ¿Está comprando su gente su manera de conducir la organización?

Si la respuesta es positiva, lo más probable es que usted sea un líder bimodal y que sus resultados sean consistentes.

© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
www.soyvladimirgomezc.com
vladigom@hotmail.com