Futuribles y cocreación
Lo que puede depararnos el destino
Quienes han participado en procesos de planificación estratégica seguramente conocen el término futurible: una combinación de “futuro” y “posible” la cual alude a los distintos escenarios que podrían materializarse a nivel individual o colectivo.
La planificación estratégica surgió como una herramienta para afrontar la incertidumbre. Su propósito es analizar las tendencias y los cambios del entorno con el fin de anticipar amenazas y oportunidades, para neutralizarlas o aprovecharlas, según corresponda.
Sin embargo, imaginar futuros posibles es solo el primer paso; asignarles una probabilidad de ocurrencia y tomar decisiones en función de ellos es lo que convierte este ejercicio en una práctica eficaz. Para ello existen modelos analíticos que permiten estimar, con cierto grado de objetividad, la probabilidad de los diversos escenarios.
Pero más allá del análisis técnico, es posible intuir —y reconocer— el poder de la mente humana para influir en su propia realidad. La física cuántica ha respaldado esta aseveración al demostrar que, en ciertos contextos, el simple acto de observar puede modificar lo observado, lo cual sugiere el rol activo de nuestra atención e intención en la configuración de los futuros posibles.
¿Espectadores o protagonistas?
Si aceptamos esta premisa, entenderemos que, una vez identificado un futurible, podemos influir en su manifestación —ya sea para favorecerlo o para evitarlo— a través de nuestra conciencia y acción.
No obstante, muchas personas adoptan una actitud pasiva frente al devenir, asumiendo como ciertos los pronósticos de la narrativa pública dominante. Frecuentemente absorbemos, sin cuestionar, predicciones negativas que nos llegan desde los medios de comunicación, dándoles una alta probabilidad de realización. Al replicar estos discursos —cargados de miedo, desesperanza o catástrofe— contribuimos a generar un clima colectivo de pesimismo. Así, terminamos por creer que no hay otra opción que resignarse.
Pero claro que hay alternativas. Al menos dos muy potentes:
- Proyectar el futuro con una visión crítica, pero esperanzadora.
- Actuar activamente para modelarlo, utilizando el poder de nuestra mente, nuestras palabras y nuestras acciones.
La gran disyuntiva que enfrentamos es elegir entre ser cocreadores inconscientes y descuidados de nuestra realidad, o protagonistas conscientes y constructivos. Ambas posturas generan impacto, pero sus consecuencias son radicalmente distintas.
La invitación no es solo a cambiar el entorno, sino a transformarlo, y eso comienza por nosotros mismos. Mientras cambiar puede ser una reacción ante circunstancias externas, transformar implica conciencia, compromiso y coherencia interna.
Acciones para cocrear un futuro deseable
He aquí algunas prácticas concretas que puedes comenzar hoy mismo:
- Cultiva la consciencia personal
Practica la atención plena, la meditación u otros métodos que te ayuden a observar tu mente con claridad y presencia. - Revisa y modifica tus creencias limitantes
Identifica frases automáticas como “el mundo va de mal en peor” o “yo no puedo hacer nada”, y sustitúyelas por otras empoderadoras: “mi acción importa”, “el futuro está abierto”. - Define una intención clara
Establece conscientemente el tipo de realidad que deseas contribuir a crear. Escríbela, visualízala y mantén tu enfoque en ella. - Exprésate con impecabilidad
Usa un lenguaje preciso y constructivo. Evita propagar discursos fatalistas. Las palabras crean realidades. - Fomenta conversaciones conscientes
Invita a otros a imaginar juntos futuros posibles, positivos y comprometidos. Pregunta: ¿Qué podemos hacer para mejorar esto juntos? - Sé ejemplo de coherencia y optimismo informado
No se trata de negar los problemas, sino de demostrar que es posible abordarlos con lucidez, esperanza y responsabilidad. - Apoya la transformación de otros
Comparte herramientas, libros y recursos. Escucha sin imponer. Inspira a través de tu ejemplo. - Únete a comunidades con propósito
Participa en redes locales o globales que trabajen por un mundo más justo, solidario y sostenible. Desde un huerto urbano hasta un colectivo de innovación social: todo suma. - Cocrea nuevas narrativas
Usa redes sociales, blogs, talleres, arte o cualquier otro medio para amplificar mensajes transformadores. Contar otro futuro ya es un paso para construirlo. - Elige de forma ética y consciente
En tu consumo, tus relaciones y tus decisiones políticas. Cada elección es una declaración de futuro. - Gestiona tu dieta informativa
Selecciona con criterio lo que consumes y compartes. No alimentes los ciclos de negatividad y desinformación. - Combate la información manipulada con hechos y esperanza
No basta con desmentir lo falso, necesitamos visibilizar lo que sí funciona, lo que sí es posible.
La cocreación de un futuro positivo no es una utopía ni una fantasía idealista, sino una práctica diaria que requiere imaginación, responsabilidad y compromiso. Se expresa en cada decisión, en cada palabra, en cada interacción.
Recuerda que siempre estamos cocreando, la diferencia estriba en si lo haces de forma pasiva y descuidada o activa y deliberada. La decisión es tuya.
© 2025 Vladimir Gómez Carpio
www.vladimirgomezc.com
Futuribles y cocreación
Lo que puede depararnos el destino
Quienes han participado en procesos de planificación estratégica seguramente conocen el término futurible: una combinación de “futuro” y “posible” la cual alude a los distintos escenarios que podrían materializarse a nivel individual o colectivo.
La planificación estratégica surgió como una herramienta para afrontar la incertidumbre. Su propósito es analizar las tendencias y los cambios del entorno con el fin de anticipar amenazas y oportunidades, para neutralizarlas o aprovecharlas, según corresponda.
Sin embargo, imaginar futuros posibles es solo el primer paso; asignarles una probabilidad de ocurrencia y tomar decisiones en función de ellos es lo que convierte este ejercicio en una práctica eficaz. Para ello existen modelos analíticos que permiten estimar, con cierto grado de objetividad, la probabilidad de los diversos escenarios.
Pero más allá del análisis técnico, es posible intuir —y reconocer— el poder de la mente humana para influir en su propia realidad. La física cuántica ha respaldado esta aseveración al demostrar que, en ciertos contextos, el simple acto de observar puede modificar lo observado, lo cual sugiere el rol activo de nuestra atención e intención en la configuración de los futuros posibles.
¿Espectadores o protagonistas?
Si aceptamos esta premisa, entenderemos que, una vez identificado un futurible, podemos influir en su manifestación —ya sea para favorecerlo o para evitarlo— a través de nuestra conciencia y acción.
No obstante, muchas personas adoptan una actitud pasiva frente al devenir, asumiendo como ciertos los pronósticos de la narrativa pública dominante. Frecuentemente absorbemos, sin cuestionar, predicciones negativas que nos llegan desde los medios de comunicación, dándoles una alta probabilidad de realización. Al replicar estos discursos —cargados de miedo, desesperanza o catástrofe— contribuimos a generar un clima colectivo de pesimismo. Así, terminamos por creer que no hay otra opción que resignarse.
Pero claro que hay alternativas. Al menos dos muy potentes:
- Proyectar el futuro con una visión crítica, pero esperanzadora.
- Actuar activamente para modelarlo, utilizando el poder de nuestra mente, nuestras palabras y nuestras acciones.
La gran disyuntiva que enfrentamos es elegir entre ser cocreadores inconscientes y descuidados de nuestra realidad, o protagonistas conscientes y constructivos. Ambas posturas generan impacto, pero sus consecuencias son radicalmente distintas.
La invitación no es solo a cambiar el entorno, sino a transformarlo, y eso comienza por nosotros mismos. Mientras cambiar puede ser una reacción ante circunstancias externas, transformar implica conciencia, compromiso y coherencia interna.
Acciones para cocrear un futuro deseable
He aquí algunas prácticas concretas que puedes comenzar hoy mismo:
- Cultiva la consciencia personal
Practica la atención plena, la meditación u otros métodos que te ayuden a observar tu mente con claridad y presencia. - Revisa y modifica tus creencias limitantes
Identifica frases automáticas como “el mundo va de mal en peor” o “yo no puedo hacer nada”, y sustitúyelas por otras empoderadoras: “mi acción importa”, “el futuro está abierto”. - Define una intención clara
Establece conscientemente el tipo de realidad que deseas contribuir a crear. Escríbela, visualízala y mantén tu enfoque en ella. - Exprésate con impecabilidad
Usa un lenguaje preciso y constructivo. Evita propagar discursos fatalistas. Las palabras crean realidades. - Fomenta conversaciones conscientes
Invita a otros a imaginar juntos futuros posibles, positivos y comprometidos. Pregunta: ¿Qué podemos hacer para mejorar esto juntos? - Sé ejemplo de coherencia y optimismo informado
No se trata de negar los problemas, sino de demostrar que es posible abordarlos con lucidez, esperanza y responsabilidad. - Apoya la transformación de otros
Comparte herramientas, libros y recursos. Escucha sin imponer. Inspira a través de tu ejemplo. - Únete a comunidades con propósito
Participa en redes locales o globales que trabajen por un mundo más justo, solidario y sostenible. Desde un huerto urbano hasta un colectivo de innovación social: todo suma. - Cocrea nuevas narrativas
Usa redes sociales, blogs, talleres, arte o cualquier otro medio para amplificar mensajes transformadores. Contar otro futuro ya es un paso para construirlo. - Elige de forma ética y consciente
En tu consumo, tus relaciones y tus decisiones políticas. Cada elección es una declaración de futuro. - Gestiona tu dieta informativa
Selecciona con criterio lo que consumes y compartes. No alimentes los ciclos de negatividad y desinformación. - Combate la información manipulada con hechos y esperanza
No basta con desmentir lo falso, necesitamos visibilizar lo que sí funciona, lo que sí es posible.
La cocreación de un futuro positivo no es una utopía ni una fantasía idealista, sino una práctica diaria que requiere imaginación, responsabilidad y compromiso. Se expresa en cada decisión, en cada palabra, en cada interacción.
Recuerda que siempre estamos cocreando, la diferencia estriba en si lo haces de forma pasiva y descuidada o activa y deliberada. La decisión es tuya.
© 2025 Vladimir Gómez Carpio
www.vladimirgomezc.com