¿Te quieren vender la moto?
La popular expresión “le vendió la moto”, hace alusión a la práctica de convencer o intentar convencer a alguien de alguna cosa que no es tan buena como parece, apelando a la labia.
Un campo de lo más propicio para la “venta de motos” es el de la superación y el crecimiento personal.
Guías, coach, gurús, terapeutas, líderes del éxito, mentores de artistas y deportistas, empresarios triunfadores y escritores del ramo, comparten palestra en este ámbito, disputándose la atención de un mercado inmenso de ávidos “buscadores”. En el que, no obstante, la satisfacción de los clientes suele ser modesta, efímera y de un coste desproporcionado en tiempo y dinero.
Es indiscutible que muchos eventos y actividades de superación personal consiguen producir en los participantes momentos de euforia, estados en los que estos se sienten motivados y hasta exaltados, mientras el foco de atención este puesto en quien los conduce. Quien se muestra a sí mismo como ejemplo a seguir o como poseedor de un método que asegurará el éxito; siempre y cuando se le siga.
Pero existen al menos dos razones por las que sospechar de este tipo de ofertas: una, porque no sabemos realmente cuál es la historia detrás del triunfo de tales individuos, ni qué cosas tuvieron que sacrificar a cambio de su cacareado éxito, y dos, porque tampoco sabemos de dónde obtuvieron la disciplina y el coraje necesarios para perseverar y conseguirlo; si este fuera el caso.
En un mundo en el que queremos que todo suceda más rápido, con menos esfuerzo y en menos clics, y en el que la paciencia no es bien vista, alcanzar el éxito no es la excepción, pues también tendría que ser instantáneo; así dejemos por el camino nuestra armonía y con ello la posibilidad de ser felices.
Pero las enseñanzas de nuestra vida parecieran apuntar en otro sentido.
La experiencia nos muestra que el actuar ponderado, enfocado y resilente, ese que mantiene un balance en las diferentes vías de expresión de nuestra existencia, tiene la posibilidad de aportarnos felicidad duradera, éxito a la medida y la tan anhelada realización.
Es por ello por lo que en el proceso de mejorarnos a nosotros mismos y darle un mayor sentido y un nuevo impulso a nuestra vida, necesitamos poner en perspectiva los consejos que nos brindan los demás y aterrizarlos, apoyándonos en nuestro sentido común, en la sensatez que brindan nuestras reflexiones y aprendizajes.
Más que disfrutar de un día agradable y de exaltación -que no está mal para romper la rutina- podemos invertir nuestro tiempo de “búsqueda” y nuestros recursos, en realizar una reflexión profunda, amplia y auténtica que nos lleve a redescubrir el propósito de nuestras vidas y a inventariar y ampliar los medios con los que contamos para forjarnos un mejor destino.
Estamos hablando de poner nuestras energías en enfocarnos en objetivos vitales, en ensamblar un plan de vida bien concebido y en dotarnos de los mecanismos de seguimiento necesarios para perseverar en nuestras intenciones, una vez terminado el taller, curso o seminario. Necesitamos aprender a dosificar nuestra pasión en la dirección elegida.
Es dentro de este contexto que hemos desarrollado el taller “Creando el destino, el vuelo de tu vida”, una experiencia de un día entero, dedicado a ensamblar un plan de vuelo muy personal que te llevará a un nuevo destino elegido deliberadamente, que harás realidad con los pies en la tierra.
Consultor en Desarrollo Organizativo
www.soyvladimirgomezc.com
vladigom@hotmail.com