¿Conexión o alineación con el ser?
Practicando la impecabilidad
En su recorrido por el camino espiritual, es frecuente escuchar a algunas personas decir: “deseo conectar con mi ser, yo superior, Mente superior…”; como si tal cosa fuese precisa. Como si estuviésemos desconectados o se hubiese roto el vínculo con nuestro ser y hubiera que restablecerlo.
No es posible estar desconectados del ser, de lo que realmente somos. Podremos no advertir o ignorar dicha conexión, pero no “estar desconectados”.
Lo que suele suceder es que no estemos alineados con la voluntad del ser y en consecuencia no conduzcamos nuestras acciones en la dirección que este nos propone. Esto se produce en virtud del libre albedrío, la capacidad innata que tenemos los seres humanos de elegir, producto del amor incondicional con que hemo sido creados.
La idea muy difundida de la desconexión encuentra su arraigo en las religiones, las cuales la emplean para justificar la intermediación de los “intérpretes” o “traductores” de la voluntad divina. Sacerdotes, pastores, rabinos, imanes, gurús y otros interlocutores, se sostienen por la idea de que no estamos conectados, cuando en realidad lo que sucede es que no estamos alineados con la voluntad del ser. Que aún no hemos tomado la decisión de declarar, como lo expresó el maestro Jesús: “Padre, que no se haga mi voluntad sino la tuya”.
Alinear implica “poner en línea”, en la misma dirección, mientras que conectar supone un “enlazar para completar”, que aplicado al ser no tiene sentido, ya que somos una unidad inseparable. Pero, como señalé anteriormente, estar conectados no necesariamente implica que estemos alineados y ese es, precisamente, nuestro trabajo en este plano o dimensión: conseguir alinearnos.
Una forma directa y rápida de lograr la alineación con el ser consiste en seguir nuestra pasión, guiándonos por aquello con lo que resonamos. Lo cual se consigue eligiendo continuamente cursos de acción que eleven nuestra frecuencia vibratoria y, en caso de que no podamos decantarnos por ellos de inmediato, hacerlo apenas nos sea posible.
¿Cómo saber cuándo estamos alineados?
Para responder esta interrogante puede resultarnos útil la reflexión de Eckhart Tolle, el conocido escritor y guía espiritual, quien señala que podemos reconocer las “acciones despiertas” por los estados anímicos asociados: aceptación, gozo o entusiasmo.
He ahí, por lo tanto, un excelente indicador para saber que estamos alineados.
De manera que evitemos repetir que estamos “desconectados del ser”, ya que lo que pudiera estar pasando es que no estemos alineados.
Hacer esta distinción entre “conexión” y “alineación” no es solo un asunto semántico, pues se trata de ser impecables al hablar, ya que eso nos asegura enviar mensajes correctos a nuestro inconsciente, a la vez que nos ayuda a establecer un lenguaje consistente y común con los demás; nos alinea también con ellos.
© 2025 Vladimir Gómez Carpio
www.vladimirgomezc.com
Libro «Cómo llevar la luz al poder»
¿Conexión o alineación con el ser?
Practicando la impecabilidad
En su recorrido por el camino espiritual, es frecuente escuchar a algunas personas decir: “deseo conectar con mi ser, yo superior, Mente superior…”; como si tal cosa fuese precisa. Como si estuviésemos desconectados o se hubiese roto el vínculo con nuestro ser y hubiera que restablecerlo.
No es posible estar desconectados del ser, de lo que realmente somos. Podremos no advertir o ignorar dicha conexión, pero no “estar desconectados”.
Lo que suele suceder es que no estemos alineados con la voluntad del ser y en consecuencia no conduzcamos nuestras acciones en la dirección que este nos propone. Esto se produce en virtud del libre albedrío, la capacidad innata que tenemos los seres humanos de elegir, producto del amor incondicional con que hemo sido creados.
La idea muy difundida de la desconexión encuentra su arraigo en las religiones, las cuales la emplean para justificar la intermediación de los “intérpretes” o “traductores” de la voluntad divina. Sacerdotes, pastores, rabinos, imanes, gurús y otros interlocutores, se sostienen por la idea de que no estamos conectados, cuando en realidad lo que sucede es que no estamos alineados con la voluntad del ser. Que aún no hemos tomado la decisión de declarar, como lo expresó el maestro Jesús: “Padre, que no se haga mi voluntad sino la tuya”.
Alinear implica “poner en línea”, en la misma dirección, mientras que conectar supone un “enlazar para completar”, que aplicado al ser no tiene sentido, ya que somos una unidad inseparable. Pero, como señalé anteriormente, estar conectados no necesariamente implica que estemos alineados y ese es, precisamente, nuestro trabajo en este plano o dimensión: conseguir alinearnos.
Una forma directa y rápida de lograr la alineación con el ser consiste en seguir nuestra pasión, guiándonos por aquello con lo que resonamos. Lo cual se consigue eligiendo continuamente cursos de acción que eleven nuestra frecuencia vibratoria y, en caso de que no podamos decantarnos por ellos de inmediato, hacerlo apenas nos sea posible.
¿Cómo saber cuándo estamos alineados?
Para responder esta interrogante puede resultarnos útil la reflexión de Eckhart Tolle, el conocido escritor y guía espiritual, quien señala que podemos reconocer las “acciones despiertas” por los estados anímicos asociados: aceptación, gozo o entusiasmo.
He ahí, por lo tanto, un excelente indicador para saber que estamos alineados.
De manera que evitemos repetir que estamos “desconectados del ser”, ya que lo que pudiera estar pasando es que no estemos alineados.
Hacer esta distinción entre “conexión” y “alineación” no es solo un asunto semántico, pues se trata de ser impecables al hablar, ya que eso nos asegura enviar mensajes correctos a nuestro inconsciente, a la vez que nos ayuda a establecer un lenguaje consistente y común con los demás; nos alinea también con ellos.
© 2025 Vladimir Gómez Carpio
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Libro «Cómo llevar la luz al poder»