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Lo coherente y lo inherente

¿Tiene corazón tu camino? 

La coherencia personal podemos definirla comoesa relación lógica y consecuente entre lo que una persona piensa, siente, dice y ejecuta”, lo cual le convierte en honesta y responsable, tanto consigo mismo como con  los demás.

La coherencia presenta ventajas innegables tanto para el individuo que la exhibe como para aquellos con quienes este se relaciona. Alguien coherente tiende a ser alguien seguro de sí mismo, pues confía en su integridad, ya que se sabe auténtico, genuino, confiable. Y las relaciones y los procesos en los que participa resultan fiables, seguros.

¿Podemos imaginar cómo sería nuestra vida si todas aquellas personas con las que nos relacionáramos fuesen coherentes?

Pues sería, entre otras cosas, una  vida predecible en muchos aspectos. Se eliminarían las mentiras, las excusas y las justificaciones, ya que habría transparencia. Y ante cada pedimento o solicitud que hiciéramos, obtendríamos una respuesta cierta, veraz. Los “sí” serían “sí”, los “no”, serían “no”. Esto pareciera algo lógico, básico, elemental, pero ¿cuánto extrañamos este proceder coherente en nuestra sociedad actual?

¿Cuántos de nuestros problemas actuales derivan del lamentable hábito de haber aprendido a mentir? Ya sea que incurramos en ello por descuido, por ligereza, o porque profiramos con ligereza las llamadas “mentiritas blancas”; o, peor aún, las “negras” y mal intencionadas.

A veces creo que la única razón por la que los seres humanos no disfrutamos de la telepatía es por la cantidad de vergüenzas que pasaríamos si los demás pudiesen leer nuestras mentes, debido a la cantidad de mentiras que ocultamos y con las que convivimos.

La coherencia aporta calidad a nuestras vidas, porque nos permite, en primer lugar vivir en paz con nosotros mismos, y además, favorece las relaciones fiables.

¿Y qué es lo inherente? que es el otro término en el título de este artículo.

Inherente es algo que “por su naturaleza está de tal manera unido a algo, que no se puede separar de ello”.

Lo inherente es nuestra verdadera esencia.

Muchas veces nos alejamos de nosotros mismos por situaciones vividas en el pasado, que dejaron su huella en nosotros y en ese caso la coherencia podría convertirse en una forma de ser rígida, que nos protegiera de daños potenciales o imaginarios, y que nos evitaría exponer nuestra sensibilidad. En estos casos podríamos también distanciarnos del amor y de los riesgos que el amor conlleva.

Mientras la coherencia significa la ausencia de contradicción entre dos elementos. La inherencia quiere decir que algo existe como atributo permanente, inmanente, ligado de tal manera a uno que no se puede separar.

Lo inherente palpita en nuestro interior y puede no llegar a estar expuesto al escrutinio de la coherencia, pero no por ello deja de ser muy real e íntimo. Si la coherencia es la imagen, la inherencia se refiere es a nuestra identidad.

De manera que más allá de las innegables ventajas que nos aporta el ser coherentes, la coherencia no podría volverse un fin en sí misma, ya que podríamos estar corriendo el riesgo de desnaturalizarnos, por ir en contra de nuestro sentir más genuino, muchas veces bloqueado por experiencias del pasado o por temores que han logrado enquistarse en nuestro interior.

En ese caso la recomendación de “Las Enseñanzas de Don Juan”, en la famosa obra de Carlos Castañeda, podría ser aleccionadora:

“Cualquier camino es solo un camino y no es vergonzoso, ni para uno mismo, ni para los demás. Abandónalo si así te lo dicta tu corazón…Observa detalladamente cada uno de los caminos. Ponlos a prueba tantas veces como creas necesario. Luego, pregúntate a ti mismo lo siguiente: ¿Tiene corazón este camino? Si lo tiene, el camino es bueno. Si no lo tiene: no sirve para nada“.

© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
www.soyvladimirgomezc.com
vladigom@hotmail.com

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