¿Empleaba Gandhi vitalillos?
Viviendo con atención e intención
El compromiso por obtener resultados característico de nuestra cultura occidental, o mejor dicho, del mundo de los negocios y las organizaciones, pudiera llevarnos a vivir permanente en el futuro, anhelando el fruto de nuestros esfuerzos, en un frenesí que pone de lado el presente a cambio de un supuesto logro.
La angustia existencial resultante de este proceso, a la cual denominamos estrés, no es sino producto de la disociación existente entre el hecho de estar viviendo con nuestro cuerpo en el presente, pero con nuestra mente en otra parte. Esto es debido a comportamiento errabundo de una mente poco entrenada, la cual vive permanente viajando en el tiempo y el espacio.
En el taller “Creando el Destino” hemos acuñado el término “vitalillo” para describir una unidad de vida, un bloque de vida con el cual podemos construirnos una nueva realidad.
¿Y qué es un vitalillo?
Un vitalillo es la cantidad de vida que transcurre durante treinta minutos de actividad realizada con intención y atención.
Enfocar nuestra vida en compartimentos estancos de treinta minutos, nos permite una mejor administración de nuestra energía vital. Pero se impone una doble condición: por un lado, que las actividades realizadas durante ese intervalo estén dotadas de intención, que nos sirvan para un propósito particular -idealmente relacionado con nuestros grandes objetivos de vida o con la de la organización a la cual servimos- y por otro, que cuenten con toda nuestra atención, que sea un trabajo enfocado en lo que tenemos delante.
El segundo requisito constituye un elemento a favor de la eficiencia y de la calidad del trabajo que realizamos, por cuanto asegurará que no estemos distraídos, pretendiendo estar en más de una cosa a un mismo tiempo.
Cuando leemos la famosa frase de Gandhi “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”, vemos que el legendario líder político y espiritual de la India alentaba la acción y el esfuerzo por encima del resultado, y que consideraba ese esfuerzo en sí mismo como una victoria; como un triunfo, sobre la propia mente.
Es por ello que cada vez que hacemos lo mejor que podemos, con los recursos que tenemos a mano y sin perder nuestra paz, podemos estar seguros de que lo que sucede es lo que nos conviene, pues hemos estado presentes, viviendo el aquí y el ahora.
Cada uno de nosotros cuenta diariamente con 48 vitalillos, de los cuales más o menos la mitad están dedicados a reponernos, asearnos y trasladarnos, pero la otra mitad está disponible para transformar nuestra realidad; siempre y cuando no nos escapemos del momento actual.
Quizás la realidad de la India fue transformada empleando vitallilos, Gandhi como que ya sabía de ellos. Transformemos también nuestra realidad, presupuestando una dosis extra de intención y de atención a los actos de nuestro día.
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
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