Atrevernos a transformarnos
Acuerdos y consciencia consciente
Decía Benedict Cumberbatch, quien personifica a Julian Assange en el film “El quinto poder”, que la forma que utilizó WikiLeaks para guardar información confidencial y clasificada en la web, desafiando al servicio de inteligencia del país más poderoso del mundo, fue ocultándola detrás de capas y capas de información, de forma que resultara casi imposible de encontrar.
De forma similar, existe un conocimiento secreto, muy valioso, en el interior de cada uno de nosotros, al que no logramos acceder por encontrase tapiado por infinidad de datos, informaciones y convenciones procedentes del mundo exterior. Éstas nos llegan en forma de noticias, de normas y de otras formas de acondicionamiento social, ocupando nuestra mente, saturando nuestra atención y distrayéndonos de nuestro poder de transformación; de nuestra enorme capacidad creativa.
La manera en la que vamos adoptando creencias y convencionalismos sociales la describe muy bien el doctor Miguel Ruiz en su archiconocido libro “Los cuatro acuerdos”. Dice Ruiz que vamos aceptando como válidas una serie de proposiciones provenientes de nuestro entorno, que nos señalan cuál es el valor de las cosas, cómo debemos conducirnos ante los demás, qué tipo de metas debemos proponernos. Las cuales terminan llevándonos a incorporar patrones de pensamiento y de comportamiento que nos convierten en eficientes consumidores de la educación, la cultura, la moda y otros productos similares, asegurando así la perpetuación del sistema socio-económico en el que vivimos inmersos.
Pero debajo de esa densa capa de “acuerdos” que hemos ido suscribiendo o aceptando a lo largo de nuestra vida, se encuentra nuestra esencia, nuestra sabiduría innata, nuestro sentido común. Esa inefable presencia que es capaz de ver los hechos más allá de las apariencias y que muchos educadores -o acondicionadores- han tratado de acallar. Sin embargo, cuando nos sobreviene una crisis, una de esas benditas oportunidades de liberación, dudamos de aquello de lo cual creíamos estar convencidos, cuestionándolo y concediéndonos la posibilidad de pensar diferente, apelando a nuestra verdad, a aquello que nos resulta natural, innato; permitiéndonos despojarnos de esas verdades prestadas que nos han sometido durante tanto tiempo.
Cada crisis nos da la oportunidad de transformarnos. ¿Pero transformarnos en qué?
¡Pues en lo que en el fondo ya somos!
Transformarse es, a fin de cuentas, dejar de ser lo que no somos, renunciar a esas maneras de ser aprendidas, importadas. Un proceso que puede revelar el poder que yace en nuestro interior, siempre y cuando estemos dispuestos a pagar el precio de romper acuerdos, de sacar afuera lo que está oculto, de ser diferentes pero, auténticos; inquietantes pero coherentes.
- “Sé impecable con tus palabras”
- “No te tomes nada personalmente”
- “No hagas suposiciones”
- “Haz siempre tu máximo esfuerzo”
Son los nuevos cuatro acuerdos que Ruiz nos invita a suscribir con nosotros mismos con la promesa de que esta antigua sabiduría heredada de sus ancestros toltecas, nos señalará un camino hacia nuestra liberación, hacia nuestra transformación.
La aventura de convertirnos en lo que en el fondo ya somos es un desafío para nuestra atención, para nuestra emotividad y para nuestra imagen externa. La guía en este camino es la consciencia. Recordemos que todos somos consciencia, de lo que se trata es de volvernos consciencia consciente de cada uno de los actos de nuestra vida.
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