El futuro que nos espera
¿A dónde nos llevará todo esto?
Los seres humanos siempre hemos querido averiguar cómo va a ser el futuro, y para ello nos hemos valido de diversos métodos: oráculos, profetas, prospecciones, simulaciones y, primordialmente de la ciencia, o mejor dicho del método científico; el gran instrumento con que contamos para explicar los fenómenos.
Y más que adivinar el futuro, lo que muchas personas han descubierto es cómo modelarlo mediante el poder de la imaginación y de la voluntad.
Anticipar el porvenir conlleva importantes ventajas, ya sea que estemos hablando de predecir un sismo, los vaivenes de la bolsa, las aplicaciones de una tecnología emergente, qué candidato ganará unas elecciones o un cambio en los hábitos del consumidor.
No obstante, la incertidumbre sigue siendo parte esencial del juego de vivir y aunque en ocasiones logremos ver colarse rayos de luz en medio de la oscuridad que nos rodea, la duda seguirá siendo una compañera inseparable durante nuestro tránsito por este mundo.
Y eso pareciera tener un propósito claro, no solo llevarnos a indagar, a investigar, sino aprender a confiar en nosotros mismos y en nuestro destino, ya que más allá del grado de control que nos proporcionen las formas de determinar el futuro, siempre habrá un elemento de incertidumbre en nuestras predicciones, lo cual le confiere a la experiencia de vivir parte de su sentido.
Siempre habrá una invitación a confiar; a ejercer la fe. El solo acto de levantarnos de la cama cada mañana, es en sí mismo un acto de fe.
Cabe entonces preguntarnos: ¿cómo esperamos que sea ese futuro?
La respuesta a esa pregunta va a incidir en la conformación de nuestra realidad individual y colectiva, pues depende en gran medida de nuestras expectativas -mezcla de amor y miedo-. Y cuando digo expectativa no me refiero solo a aquello que deseamos de manera consciente sino, fundamentalmente, a lo que esperamos de manera inconsciente.
Si exploramos la base de nuestras expectativas inconscientes veremos que están formadas por un conjunto de creencias -positivas o negativas- que es preciso revelar, ya que ellas albergan la simiente de nuestro destino. Quiere decir que en cuanto se den unas condiciones propicias, dichas creencias harán eclosión y manifestarán una nueva realidad ante nosotros.
La buena noticia es que existe cantidad de métodos y herramientas para realizar dicha exploración. La noticia mejor es que al aplicarlos podemos transformar deliberadamente nuestra realidad, tornándonos así en forjadores de nuestro propio destino. Link al taller “Creando tu destino”.
© 2025 Vladimir Gómez Carpio
www.vladimirgomezc.com
Libro «Cómo llevar la luz al poder»
El futuro que nos espera
¿A dónde nos llevará todo esto?
Los seres humanos siempre hemos querido averiguar cómo va a ser el futuro, y para ello nos hemos valido de diversos métodos: oráculos, profetas, prospecciones, simulaciones y, primordialmente de la ciencia, o mejor dicho del método científico; el gran instrumento con que contamos para explicar los fenómenos.
Y más que adivinar el futuro, lo que muchas personas han descubierto es cómo modelarlo mediante el poder de la imaginación y de la voluntad.
Anticipar el porvenir conlleva importantes ventajas, ya sea que estemos hablando de predecir un sismo, los vaivenes de la bolsa, las aplicaciones de una tecnología emergente, qué candidato ganará unas elecciones o un cambio en los hábitos del consumidor.
No obstante, la incertidumbre sigue siendo parte esencial del juego de vivir y aunque en ocasiones logremos ver colarse rayos de luz en medio de la oscuridad que nos rodea, la duda seguirá siendo una compañera inseparable durante nuestro tránsito por este mundo.
Y eso pareciera tener un propósito claro, no solo llevarnos a indagar, a investigar, sino aprender a confiar en nosotros mismos y en nuestro destino, ya que más allá del grado de control que nos proporcionen las formas de determinar el futuro, siempre habrá un elemento de incertidumbre en nuestras predicciones, lo cual le confiere a la experiencia de vivir parte de su sentido.
Siempre habrá una invitación a confiar; a ejercer la fe. El solo acto de levantarnos de la cama cada mañana, es en sí mismo un acto de fe.
Cabe entonces preguntarnos: ¿cómo esperamos que sea ese futuro?
La respuesta a esa pregunta va a incidir en la conformación de nuestra realidad individual y colectiva, pues depende en gran medida de nuestras expectativas -mezcla de amor y miedo-. Y cuando digo expectativa no me refiero solo a aquello que deseamos de manera consciente sino, fundamentalmente, a lo que esperamos de manera inconsciente.
Si exploramos la base de nuestras expectativas inconscientes veremos que están formadas por un conjunto de creencias -positivas o negativas- que es preciso revelar, ya que ellas albergan la simiente de nuestro destino. Quiere decir que en cuanto se den unas condiciones propicias, dichas creencias harán eclosión y manifestarán una nueva realidad ante nosotros.
La buena noticia es que existe cantidad de métodos y herramientas para realizar dicha exploración. La noticia mejor es que al aplicarlos podemos transformar deliberadamente nuestra realidad, tornándonos así en forjadores de nuestro propio destino. Link al taller “Creando tu destino”.
© 2025 Vladimir Gómez Carpio
www.vladimirgomezc.com
Libro «Cómo llevar la luz al poder»