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Del diseño a la ejecución

Porqué no todo lo que pensamos se hace realidad

La música y compositora venezolana Cony Méndez, puso de moda una corriente de pensamiento a la que denominó Metafísica, que quiso que estuviera “al alcance de todos”. Sin mucha conexión con las ideas de Paraménides y Aristóteles -precursores de la metafísica original- esta insigne mujer se dedicó a divulgar su filosofía a través de charlas y de una serie de libritos con títulos muy sugestivos, al estilo de “Piensa lo bueno y se te dará”.

En personas dadas al pensamiento mágico y especulativo sus mensajes calaron muy bien, aportándoles una cierta dosis de ilusión, e incluso de entusiasmo. Pero la gente pronto se percató de que al tratar de llevar a la práctica las enseñanzas de la “Metafísica”, ésta parecía tener más de “meta”, que de “física”. Es decir, que se quedaba en las cosas del más allá, sin lograr aterrizar las ideas en el más acá.

La literatura sobre el “poder de la mente” es muy abundante y se vende muy bien, pero por lo general apela sólo a una de las facultades del alma, la imaginación. No obstante, sabemos que esta “loca de la casa” -como la llamaba Óscar Wilde-es muy útil para concebir las ideas, darle un norte a nuestras vidas y sugerir cursos de acción, pero la imaginación necesita de otra facultad mucho menos popular, sin la cual los sueños rara vez llegan a manifestarse en el plano físico; nos referimos a la voluntad.

Una cosa es el trabajo del arquitecto y otra distinta el del constructor. Una el del artista y otra el del productor. Un buen compositor no necesariamente es un buen intérprete.

La persona que destaca por su trabajo creativo reúne una serie de habilidades que le hacen ser muy efectivo en lo que realiza, tales como:

  • Nutrirse de diferentes ideas
  • Lograr inspirarse
  • Poder pensar “fuera de la caja”

Mientras que la persona que resalta por su capacidad ejecutiva, con lo que cuenta es con:

  • Su perseverancia
  • Su habilidad para mantenerse enfocado en el objetivo
  • Su disciplina
  • Su iniciativa

La persona creativa piensa en términos de factibilidad y para ella el tiempo no es motivo de preocupación. La persona ejecutiva, piensa en términos de viabilidad y ve el tiempo como el recurso más valioso con que cuenta.

A la primera le basta con que su idea guste, satisfaga; a la segunda con que se lleve a cabo, se concrete.

Vivir creando y diseñando cosas sin llevarlas a la práctica puede resultar frustrante para quien se empeña en ello. Y vivir ejecutando actividades sin la debida preparación y sin un proyecto previo, puede tornarse una fuente continua de sin sabores para quien las emprende.

La persona de muchas ideas e iniciativas tiende a subvalorar los esfuerzos requeridos en la ejecución y en la gestión de los recursos. Por su parte, el obcecado con la construcción y la ejecución, suele incurrir en costosos errores de apresuramiento, que hubieran podido evitarse con algo más de planificación.

Cada uno de nosotros necesita identificar cuál de estas dos características, creación y ejecución, predomina en su comportamiento. Y como ocurre casi siempre, la solución se encuentra en el medio, en el equilibrio.

Los grandes realizadores son hombres y mujeres con un adecuado balance entre ambos talentos: el de diseñar y el de ejecutar. Pero, sobre todo, son individuos conscientes de sus limitaciones, quienes han aprendido que el talento más importante que alguien puede tener es el de saber cuáles son sus verdaderos talentos; y cuáles no. De esta forma puede dotarse de aquello que le falta, apoyándose en gente que le complemente, que le asista, para que la suma de talentos del grupo produzca el resultado que esperado.

De manera que la invitación de “Piensa lo bueno y se te dará” bien podría complementarse con otra que rezara:“Empéñate en ejecutar, para que lo que bueno suceda”.

Para descargar este artículo en PDF haga clic en el siguiente enlace  Art. 73 Blog.

© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
www.soyvladimirgomezc.com
vladigom@hotmail.com

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