¡Quédate en (casa) tu corazón!
Muchas personas han utilizado el recogimiento forzado al que nos hemos visto sometidos durante este año que agoniza, para revisar sus prioridades y replantear sus relaciones.
Si nos hemos quedado en casa no ha sido para permanecer allí indefinidamente, sino solo hasta que veamos que es seguro volver a recuperar nuestros espacios, fortalecidos por la reflexión realizada. Los espacios por recuperar no son solo los físicos, sino también los comunicacionales, los de decisión y los de acción.
Entre un inmenso grupo de personas existe la sensación de que hemos entrado de lleno en “otro tiempo”.
Cada uno ha llegado a esa conclusión partiendo de diferentes orígenes, ya sea de hechos y tendencias concretas, del legado de tradiciones milenarias, de creencias religiosas o de intuiciones personales.
Pero, independientemente de su origen, lo cierto es que hemos coincidido en un mismo punto, en una suerte de encrucijada desde la cual se abren dos grandes vías.
Por un lado está la que ya conocemos, la de la mente, la codicia, el afán de poder, el ego, la competitividad, vivir de espaldas a la Naturaleza y usar la tecnología para construir la distopía de una tiranía de carácter global.
Sus resultados ya los conocemos pues están presentes en todas las tragedias que agobian a nuestra humanidad.
Por otro lado está la vía del corazón, la generosidad, el fluir con la vida, la consciencia, la cooperación, vivir en sintonía con la Naturaleza y el uso de la tecnología para hacer realidad la utopía de una distribución racional de los recursos.
Sus resultados apenas los hemos degustado, pero son lo suficientemente prometedores como para poner todo nuestro empeño en manifestar plenamente esa opción.
Para quienes ya elegimos esta vía, es preciso dar dos pasos importantes:
Uno es el de “quedarnos en el corazón”. Hacer un hábito de la consulta frecuente a nuestro sentir más profundo para encontrar allí las “instrucciones de vuelo”, para asumir la vida en este nuevo tiempo.
Con la certeza de que allí hallaremos la misma “partitura” que está siendo seguida por millones de seres humanos en todo el planeta, quienes hemos decidido confiar en nuestra conciencia para que nos guíe sobre cómo proceder a partir de ahora.
El otro paso es el de ir al encuentro de gente que comparta nuestros mismos intereses, con la que podamos aportar alguna de las piezas del gran puzzle o rompecabezas que debemos armar entre todos, siguiendo las instrucciones de nuestra consciencia.
Me refiero a gente comprometida a cambiar alguna parte de nuestro sistema de vida desde la conciencia, desde el corazón.
Proponte, antes de que muera el 20:20 dar estos pasos. El tiempo esperado ha llegado, elige el rol en el que te implicarás y pasa a la acción.
Ya no se trata de “quedarte en casa”, sino de quedarte para siempre en tu corazón, de poner tu intelecto al servicio de tu sensibilidad y desde allí comenzar a transformar tu realidad.
© 2024 Vladimir Gómez Carpio
Consultor en Desarrollo Organizativo
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